BOLETÍN N° 12118-04
Presidente, existe evidencia empírica de que la educación parvularia es de vital importancia, ya que en esta etapa se desarrollan habilidades cognitivas y no cognitivas que impactan en el comportamiento, motivación e independencia del ser humano.
La evidencia internacional asocia también directamente la asistencia a este nivel educativo a mejores resultados a lo largo de la vida, tanto en el desarrollo de habilidades cognitivas, como emocionales y sociales.
Es importante mencionar también que en países de la OCDE, Suiza, Grecia, Países Bajos y Reino Unido, entre otros, el segundo nivel de transición es obligatorio, y que si aludimos a nuestra región, como es el caso de Brasil, Perú y Colombia, este nivel educativo tiene rango constitucional.
Creo que las propuestas ingresadas por el Ejecutivo apuntan en el sentido correcto para hacer cumplir el mandato constitucional y deber del Estado con la educación parvularia, y en este sentido la reposición de la obligatoriedad de este nivel es un requisito crucial para asegurar el derecho a la educación de los niños y niñas en esta etapa.
Es imprescindible también para lograr el objetivo que nos proponemos, generar un cambio cultural para que los poderosos beneficios de enviar a los niños y niñas a kínder sea un consenso y una costumbre arraigada en las familias.
Destaco también la disposición que refuerza la obligación de los establecimientos de realizar una evaluación diagnostica y un plan de apoyo y acompañamiento para aquellos niños y niñas que no hayan cursado Kínder, informando semestralmente al Ministerio de Educación sobre los detalles, avances y objetivos cumplidos con este acompañamiento.
Habiendo dicho lo anterior, apoyo las disposiciones ingresadas por el Ejecutivo.
He dicho.