Demasiado temor. El escenario se repite en todo Chile y amenaza con recrudecer conforme más cerca esté el primero de los plebiscitos constitucionales, en abril.
Elementos como la reflexión y enfoque sobre el proceso constituyente, han ido cambiando. Otros como la violencia en las calles, no. Y aquí viene el primer gran problema: el Acuerdo por la Paz no ha sido cumplido por parte de los mismos sectores de izquierda que lo suscribieron voluntariamente. Todo el incumplimiento acumulado se ha traducido en daño para las familias chilenas y ha impedido reestablecer el orden público y la tranquilidad social. El último episodio, el boicot a la PSU, agudizó las cosas.
Hay otros factores. El plebiscito de abril demandará 30 mil millones de pesos. Es un gasto –despilfarro, más preciso- que no se condice con el deterioro económico desde el estallido de violencia, ni con las urgencias de inversión devengadas de las demandas universales comprometidas en la nueva agenda social: salud, educación, pensiones, empleo con mejor sueldo y menos horas laborales. Son recursos cuantiosos que no están disponibles, que obligarán a dejar cosas sin hacer, y que en definitiva exigirán otro apriete a un cinturón presupuestario que no da para más.
Finalmente, hay sobre la mesa un tema no menor. Es poca la claridad real sobre las modificaciones específicas, de pertinencia constitucional, que se quieren introducir, y se arriesga que éste sea un proceso largo, un “gustito caro” más ideológico que jurídico, pero sin efecto real.
Todo ello me lleva a sumarme al “RECHAZO” llegada la hora del plebiscito de abril. Chile no necesita partir de cero sino cambiar lo que se puede mejorar y mantener lo que está bien. En Renovación Nacional estamos por el camino de reformas con sentido común; creemos que no es necesario demoler todo, sino perfeccionar. Por eso, nos hemos comprometido a atacar por la vía legislativa con sucesivos proyectos de reformas constitucionales y, en lo personal, con acento en la descentralización y desarrollo de las regiones y de las personas que en ellas habitan.
Me las juego por tanto por Rechazar Para Reformar, porque nuestro rechazo no es para no hacer, sino para hacer las cosas con criterio, estabilidad y respeto… para hacerlas bien.
Bernardo Berger Fett
Diputado de la República