Los segmentos medios -ya lo hemos dicho en más de una ocasión- son los más desprotegidos de nuestra sociedad. No tienen tanto como para arreglárselas solos, ni tan poco como para acceder a la protección social del Estado.
Por eso, son importantes avances como la aprobación en la Cámara Baja el proyecto del Presidente Piñera que crea el Seguro Catastrófico de Salud Clase Media.
Es una modalidad de cobertura financiera especial bajo la figura de atención de libre elección de Fonasa, que es la isapre estatal de Chile.
De los 14 millones de afiliados a Fonasa, 24% por ser carentes de ingresos están en el “Grupo A” con todos los beneficios gratuitos. El 74% restante, es decir, 10 millones 714 mil 789 beneficiarios, pertenecen a los Grupos B, C, y D, que es donde se concentra la clase media, y que pagan en proporción a sus ingresos por las prestaciones recibidas.
Son ellos precisamente, los 10 millones y tanto de compatriotas, a quienes beneficia este proyecto que ahora comienza su revisión en el Senado.
Personalmente -y así lo evaluamos en Renovación Nacional-, el Seguro Catastrófico Clase Media era de total pertinencia apoyarlo. El grueso del parlamento lo entendió también. Lamento profundamente que un grupo minoritario y radicalizado de mis colegas de la izquierda hayan tratado de aportillarlo haciendo primar mezquindades ideológicas en medio de un ambiente social ya bastante enrarecido, y que no entendieran, ni atendieran ni menos escucharan la demanda ciudadana de mejorarle la salud a la gran mayoría de chilenos que ha estado movilizándose en las calles.
Para que se entienda el impacto del proyecto: cuando la cobertura económica del plan de salud de Fonasa no alcanza para cubrir totalmente prestaciones caras como una hospitalización, una cirugía o una enfermedad grave, hasta ahora es el paciente o su familia la que debía echar mano al bolsillo y pagar con lo que no tiene.
En cambio, el Seguro Clase Media viene a poner límites al copago de las familias, para que el aspecto económico no sea más grave incluso que la propia enfermedad, aportando desde el Estado un adicional a lo que, de acuerdo al tramo de cotización, le corresponde a cada paciente según la patología.
Aplaudo esta iniciativa, la valentía del Presidente y del ministro de Salud de impulsarla con decisión y urgencia, y agradezco la empatía de quienes la respaldaron con su voto en el Congreso.
Bernardo Berger Fett
Diputado de la República